Imprimir esta página

Por Jorgelina Hiba / La Capital

La escalada de los precios pone límites al crecimiento del consumo

10 Julio 2011 Publicado en Novedades

Sobre el final del segundo trimestre del año, algunos indicadores de consumo empezaron a mostrar signos de debilitamiento, más que nada en rubros sensibles y emblemáticos como la alimentación y los electrodomésticos.

Para algunos, este amesetamiento en el nivel de gasto de la población —que tuvo su pico durante el mes de mayo — es lógico y tiene su explicación más contundente en el alza sostenida de los precios, que a su vez se resienten por el aumento de los costos que afrontan las empresas tanto en salarios como en insumos, en este último caso muchas veces alentado por la pérdida de subsidios oficiales.

A esta situación se le suman además otros condimentos de índole más doméstica como la reducción o desaparición de algunas estrategias comerciales superexitosas durante los últimos años, como la venta con tarjetas, promociones y ofertas que se fueron achicando en los últimos meses y son cada vez más acotadas a días puntuales y a determinados productos.

Un reciente informe de la consultora Abeceb.com identifica este fenómeno al asegurar que el endeudamiento de los argentinos “parece haber encontrado su techo”.

A esta visión se contrapone otra que encuentra razones puntuales a la desaceleración registrada en mayo y junio y prefiere hablar de un “parate momentáneo” que encuentra su origen en el desfase que inflación y salarios sufrieron durante los tres últimos meses, con precios aumentados desde enero contra sueldos que recién ahora empiezan a actualizarse tras cerrarse la mayoría de las negociaciones paritarias.
Desde esa vereda, sostienen que con la actualización de sueldos, más la inyección del medio aguinaldo, el consumo volverá a niveles parecidos a los del año pasado, cuando creció un 4,8%.

Sin embargo, aunque esta inyección de dinero a mitad de año puede operar como un nuevo disparador del consumo, algunos estudios indican que servirán para cubrir ese festival de compras que se viene dando desde principios de año. Por caso, una encuesta de Trabajando.com revela que el 40 por ciento de los testeados destinará el medio aguinaldo de 2011 a saldar sus deudas, un 8 por ciento por encima del año anterior.

Pan y carne. Los recortes en los niveles de consumo del pan y la carne, dos elementos fundamentales en la canasta básica argentina, dejan en claro hasta qué punto el bolsillo muchas veces no resiste el alza de los precios. En el caso del pan, que acumula un incremento del 25% durante los primeros seis meses del año, las cámaras del sector manejan cifras que hablan de un descenso de 13 puntos en las compras de productos panificados durante el año pasado, y de un porcentaje que imaginan será muy parecido cuando termine 2011.

En ese sentido, el presidente de la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario, Gerardo Di Cosco, afirmó que los empresarios del rubro saben que deben ser cautos en los aumentos para no perder todavía más clientes, pero resaltó que al mismo tiempo “llegaron a un límite” en el cual ya no pueden absorber el aumento de costos que significan los incrementos en el precio de las harinas, de los salarios y de servicios esenciales como las tarifas de luz y gas que padecieron durante los últimos cinco meses.

En ese marco, los crujidos del sistema de subsidios elaborados en su momento por la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) se sintieron a pleno volumen en el caso del pan, ya que el precio de la harina explica el 25% del valor final de ese producto.

Según Di Cosco, las bolsas de harina cuestan en promedio entre 82 y 84 pesos, muy lejos de los 52 pesos que marcaba el acuerdo con el gobierno. “De la harina subsidiada no queda nada, porque los molinos hacen un mix de precios y te dan 20 bolsas subsidiadas y 20 a precio de lo que denominan harina especial, lo que da un promedio por arriba de los 80 pesos”, dijo.

De su lado, los molinos le reclaman al Ejecutivo el pago de 2.000 millones de pesos en concepto de subsidios adeudados por la disuelta Oncca, que era el organismo encargado de pagar las compensaciones. Estos subsidios son financiados con las retenciones agrícolas que, en el caso del trigo, además están cupificadas para planchar el precio que molinos y traders pagan al productor.

En el caso de la carne, con sus particularidades, el impacto del alza de los precios tiró por el suelo la intención oficial de tener controlado el mercado interno y se tradujo en una fuerte desaceleración del consumo.
De acuerdo a los datos suministrados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), el consumo promedio de carne vacuna por habitante por año cayó un 10% en el primer cuatrimestre del año, para ubicarse en 51,6 kilos. La tendencia a la baja, además, se profundizó en abril, con un descenso interanual del 14,7%.

Según esa entidad, la mayor parte de responsabilidad por este descenso recae sobre el incremento de los precios. “En el primer trimestre de 2011, el promedio de los precios de los principales cortes vacunos se duplicó en relación con el vigente al cuarto trimestre de 2009 y, en el caso del lomo, el cuadril y el peceto llegó al 95 por ciento”.

La Ciccra sostuvo en su último informe que en abril de 2011 la faena vacuna continuó ubicada en niveles mínimos “históricos”, explicada por un contexto “de bajísimo nivel de actividad, elevada capacidad ociosa y reducción de los puestos de trabajo ocupados que exhibe la industria frigorífica desde el año pasado”.

Electrodomésticos. Otro rubro que supo ser estrella y hoy está en un proceso de amesetamiento es el de los electrodomésticos. Hernán Calatayud, de la Cámara de Comerciantes de Electrodomésticos de Rosario, aseguró que durante los últimos tres meses las ventas “se amesetaron”, y que mientras en junio del año pasado el sector creció un 25%, este año ese porcentaje se ubicó entre un 5 y un 10%.
“Si vemos la facturación, estamos parejos con el año pasado, pero si tenemos en cuenta que la mercadería subió un 25% durante los últimos 12 meses, la conclu-lo que en la práctica significa una “meseta de crecimiento sin tendencia fuerte para arriba como antes”, ya que para mantener los niveles de venta, “tendrían que aumentar al mismo ritmo que los valores de las mercaderías”.

Calatayud resaltó además que desde el sector afrontan un aumento importante en los costos, tanto por aumentos salariales como por incrementos en los precios de los fletes, lo que “resiente todavía más” la situación del rubro.

Ese límite que aparece en el consumo de electrodomésticos se explica en parte por los aumentos de precios, que a su vez tienen su correlato con una oferta escasa que no logra abastecer a la demanda. “Hay mercadería faltante, algunas por falta de capacidad de las empresas para responder al consumo, como en el caso de las heladeras no-frost, y en otros por las licencias no automáticas para importar, como pasa con los minicomponentes”.

Calatayud interpretó que, en realidad, este año “el consumo encontró su cauce lógico”, ya que la demanda “no daba para más y faltaba permanentemente stock”, algo que también calificó como “ilógico”. “Hay que acostumbrarse a la realidad, porque las tasas de crecimiento que teníamos no se podían consolidar, las fábricas están a full”, resaltó.

Respecto a lo que puede pasar en la segunda mitad del año, el dirigente aseguró que es muy difícil trazar pronósticos, aunque desde la Cámara notan que los comerciantes se están manejando con cautela ya que prevén en líneas generales que seguirá el amesetamiento.
También adelantó que, según los precios que ya se están manejando de acondicionadores de aire para el próximo verano, los valores de uno de los productos estrella de los rosarinos vendrán con retoques de entre 30 y 40% para arriba, lo que seguramente resentirá el nivel de compras.

Según Calatayud, “hace falta más inversión de las industrias”, que si bien vienen realizando desembolsos, lo hacen con tiempos que no acompañan el ritmo de consumo. “Gafa está preparando una línea de producción de heladeras no-frost que estarán listas el año que viene, pero es ahora que no tenemos mercadería”, dijo, aunque también relativizó al señalar que para los empresarios muchas veces no es fácil lanzar inversiones sin políticas de largo plazo que garanticen, por ejemplo, un cuoteo estable de importaciones de línea blanca.
“Pensamos que el camino no es malo, pero las formas si”, dijo en alusión al modelo económico.

Endeudamiento. ¿De qué manera se paran los diferentes sectores frente a este enfriamiento de los niveles de consumo? Si bien las estrategias varían mucho según los rubros consultados, todos asumen la cautela como el valor a priorizar durante el segundo semestre, sobre todo para no perder en forma intempestiva el aluvión de clientes que inundó los comercios en los últimos años.

En ese sentido, desde la Cámara de electrodomésticos aseguraron que si bien el “tarjeteo” tiene los días —o los meses— contados, es un suicidio abandonar de un día para el otro un sistema al cual los consumidores se acostumbraron. “No es fácil sacar de esto al consumidor, está muy acostumbrado, ningún comerciante quiere ser el primero porque se le van a ir todos los clientes”, dijo el dirigente, quien de todas maneras estimó que “no cree que las tarjetas duren en el largo plazo, porque no es un sistema sustentable”.

“Pienso que se va a ir achicando en cuanto se empiece a mover un poco la moneda, eso sería lo lógico”, apuntó Calatayud y detalló que el único banco que mantiene ofertas a largo plazo es el Nación, mientras que el resto opta por ofertas puntuales con plazos más acotados.

En ese marco, un informe reciente de la consultora Abeceb.com plantea que el gran interrogante que se abre para el futuro próximo es cuánto más endeudamiento podrá soportar el bolsillo de los argentinos. “Desde el 2008 el crecimiento del stock de préstamos para consumo con respecto a la masa salarial parece haberse estancado, y si bien se logró un máximo en el primer trimestre de este año, el ratio sólo se incrementó un 0,8% en los últimos tres años”.

Esto, según ese trabajo, podría ser un indicio de que “se está alcanzando un techo en el financiamiento que los consumidores desean tomar”. Como consecuencia, podría verse afectada la tasa de crecimiento del gasto de los hogares, sumándose a factores “como la incertidumbre local por las elecciones presidenciales, así como un agotamiento del mercado laboral, que está en niveles elevados”.

Sin embargo, el titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Elías Soso, desestimó por completo que la compra en cuotas esté llegando a su fin y aseguró que no existen síntomas de agotamiento o saturación del mercado. “Consulto con los bancos y no aparecen señales de agotamiento, los consumidores tienen 6 o 7 tarjetas y no hay atrasos en los pagos ni crecimiento de los cheques sin fondos”, reveló.
Para Soso la gente no solamente puede seguir pagando consumo en cuotas, sino que con la entrada en vigencia de los aumentos salariales “habrá mayor circulante”. En ese sentido se manifestó “francamente optimista” y señaló: “Lo digo porque hablo con la gente y no con los técnicos, que le digan a los técnicos que la realidad es otra y la gente sigue consumiendo”, sentenció.

Mayoristas y minoristas. En el sector del comercio mayorista, el presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam), Alberto Guida, aclaró que si bien notaron menos ventas durante los dos últimos meses, el sector tuvo un muy buen primer cuatrimestre, y espera que por el aguinaldo y la entrada en acción de los sueldos post-paritarias los números crezcan. “De enero a abril inclusive tuvimos ventas muy buenas, con 6 o 7 puntos más que durante el mismo período de 2010”, explicó Guida, para agregar que en cambio sí notaron un amesetamiento durante mayo y junio, por un mix de factores que incluyen cuestiones estacionales, el desfase entre sueldos e inflación, y el efecto del pago de las tarjetas que “volaron” durante el verano. “Mayo y junio suelen ser meses meses más chatos, por ejemplo las categorías de limpieza e higiene siempre se caen en estas fechas, es algo estacional”, resaltó, por lo que cae el consumo de jabón, desodorante, detergente, y productos de limpieza.

Desde el consumo general, Guida aclaró que la caída registrada en el último bimestre “es lógica”, ya que “la gente venía consumiendo lo mismo desde enero”, un período durante el cual la inflación se hizo sentir pero los sueldos siguieron atados a los mismos valores de 2010. A partir de ahora, cuando empiece a sentirse el impacto de las paritarias que ya fueron selladas y aparezca el “efecto aguinaldo”, el ritmo de consumo probablemente retome los niveles de principios de año. “A partir de ahora empezará a notarse la modificación de los ingresos”, destacó Guida, quien se mostró confiado en que a partir de agosto el sector recupere las mismas posiciones de consumo que durante 2010.

A nivel minorista, el panorama sigue siendo muy bueno, a pesar de una leve caída registrada en mayo. Según explicó Soso, durante el primer semestre del año el sector registró un 7% de crecimiento de la demanda y ningún mes tuvo ventas inferiores al mes anterior.

En ese crecimiento se incluye el “amesetamiento” detectado en mayo, un vaivén que Soso explicó como consecuencia del cambio de temporada, o preparación de expectativas por el inicio de la temporada siguiente, sobre todo en el rubro textil. “Todo quedó resuelto por las liquidaciones, donde hubo descuentos del 30 al 50%; y el sostenimiento de las tarjetas”, dijo. Bajo ese esquema, las ventas treparon un 7,4% durante junio a nivel nacional, una tendencia a la que Rosario no escapó. Además, algunas fechas particulares como el Día del Padre y el Día de la Bandera movieron mucho el consumo.

Según Soso, el cobro del aguinaldo tanto en los privados como en los jubilados, sumado a la continuidad de programas de subsidios como la Asignación Universal, colaboran para sostener una demanda en muy buen estado de salud. “El comerciante atiende su negocio y mantiene el surtido, hace liquidaciones y es optimista a pesar del sistemático mensaje negativo que le ofrecen los economistas del establishment y de las consultoras, que desde hace 7 u 8 años dicen que se viene la hecatombe”.

El dirigente destacó que los sectores pymes “han empezado a reinvertir en la ciudad”, un dato “muy auspicioso” que confirma que los hombres de negocios se sienten “más seguros” que antes.